Sabemos que en los pies es donde empieza todo. Es ahí donde nacen nuestros apoyos, donde enraizamos y penetramos la tierra para habitarla con más confianza. Es ahí también a dónde tenemos que ir cuando nos perdemos. Conectar con nuestros pies, con los apoyos, volver a sentir que no estamos flotando y que las acciones que tomamos cobran un sentido lógico.
Este 2020 nos puso el freno de mano sin consultarnos. Desde el comienzo, el reto estuvo presente en todos los ámbitos: globales, políticos, económicos, ecológicos, físicos, virtuales, limítrofes entre países y limítrofes entre las personas. Barbijos, máscaras y alcohol en gel son solamente el principio de una nueva era que estaba por comenzar.
En Diciembre los astros dieron inicio a la Era de Acuario. Una Era que se renueva cada 200 años y que estaba regida, hasta ahora, por planetas de Tierra. Este diciembre de 2020, mientras todos intentábamos entender e incorporar aprendizajes de esta realidad que nos dejó girando como trompos, pasamos de estar regidos por la Tierra para adentrarnos en el Aire. Salimos de lo material para tomar el camino espiritual, el camino del corazón.
Si todos los fines de año suelen ser, de forma simbólica, una oportunidad para volver a dar las cartas, OH POR DIOR esta vez es realmente un momento histórico. Más que nunca debemos frenar, mirarnos los unos a los otros, pisar bien firmes el suelo y sentir el latir de nuestros corazones.
Y ahí… a donde nos dicte… tenemos que empezar a dirigirnos.
El libro Anamcara de sabiduría celta tiene un poema que dice:
Dones
Te doy un vacío
te doy una plenitud
desenvuélvelos con cuidado
-uno es tan frágil como el otro-
y cuando me des las gracias
fingiré no advertir la duda en tu voz
cuando digas que es lo que deseabas.
Déjalos en la mesa que tienes junto a la cama.
Cuando despiertes por la mañana
habrán penetrado en tu cabeza
por la puerta del sueño. Dondequiera que vayas
irán contigo y
dondequiera que estés te maravillarás
sonriente de la plenitud
a la que nada puedes sumar y el vacío
que puedes colmar.
El aire nos pide ir más livianos, necesitamos vaciarnos de los mandatos, el juzgado permanente, el bullicio mental. Es tiempo de revisar nuestro propósito, nuestra misión en la vida, nuestro camino para con nosotros y para el resto de las personas.
Es hora de levantar la cabeza, apuntar alto el corazón y confiar en nuestros pies.